jueves, 30 de mayo de 2013

LA MOCHILA DEL PERDON, LIBERARSE DE LA CARGA

Llevaba mucho tiempo queriendo  hacer un ejercicio de perdón, pero como siempre, hasta que no fue el momento, no saqué las fuerzas, ni el tiempo para hacerlo.

Finalmente un día soleado, me fui en mi coche, con una mochila a pedregalejo. Cuando llegué allí, saquí mi mochila, me metí en la arena, y empecé a coger piedras. Hice un repaso a toda mi vida, desde mi propia conecpción, nacimiento, colegio… hasta el momento en el que estaba. Y decidí coger una piedra por cada enfado que había tenido. Aunque ya se me hubiera pasado, decidí que pondría en mi maleta, todas las cóleras que recordara en ese momento.

Así que me puse manos a la obra, y a cada piedra le puse el nombre de alguien con quien me hubiera enfadado en algún momento de mi vida. Y según el enfado, la piedra era más grande o más pequeña. Estuve bastante rato hasta que finalmente terminé, la piedra más grande, era la mía.


Cerré la mochila y me la eché en el hombro, ¡Cómo pesaba! Y fue muy simbólico para mi, ver que toda ese enfado, era una carga para mí misma. Así que me senté con un te frío, a escribir mi primera carta de perdón. Recuerdo perfectamente que fue para mi abuelo, quien había muerto hacía muchos años, pero de alguna forma le reprochaba muchos males míos. Me sentí genial después de esto, y con mi mochila me fui a casa.
Dejé la mochila en mi cuarto, y mi hermano un día la vio. Y me dijo, Emi, he visto que tienes piedras en la mochila, y la mía es grande,jeje. Y yo le dije, sí, es que más grande el enfado, más grande la piedra. Y ahora llegó la lección más grande, mi hermano me dijo, Emi, cuanto más grande la piedra, más importante la persona… Y ahí me di cuenta, que las personas que más quería, eran las que tenían la piedra más grande, porque el cariño y amor que les tengo, me permiten sacar mi enfado hacia ellos. Ellos, son mis mayores maestros.


Después de eso, durante un buen tiempo esa mochila estuvo en mi cuarto. Y empezó a molestarme, así que fui haciendo poco a poco un ejercicio con cada persona, aunque fuera pequeño, para liberar esa carga. Me costó un tiempo, pues hay que coger las fuerzas para hacerlo. Pero finalmente me quedaron las tres piedras más grandes. Mis padres y yo.
Con ellos quise hacer una cena, y agradecerles todo lo que me han dado, pero de repente decidí irme a Bogotá a vivir y buscar trabajo. Así que todo el proceso de destete para dejar mi casa, lo consideré como el jercicio. Y unos días antes de irme de Málaga, cogí las tres piedras que me quedaban, y las llevé a la playa. Casualmente, mi sobrina ese día se vino conmigo, porque ella así quiso, y lanzamos las tres piedras de vuelta al mar juntas. Creo que fue simbólico también para ella, y para mí fue un momento precioso.

Ahora, han pasado 8 meses desde que me fui de casa, y vuelvo unos meses a pasarlos con mi familia. Estos ocho meses, si he aprendido algo, es a querer a mis padres cada día más, y saber apreciar todo lo que me han dado.

Tengo que decir, que aún sigo enfadándome algo, y alguna que otra piedra más tendré que tirar al mar,jeje. Pero estaré encantada de seguir vaciando esa mochila durante toda mi vida si es necesario.


Os recomiendo que lo hagáis, pues es algo liberador, y una psicomagia fantástica.

3 comentarios:

  1. ¡Grande Emilia!, es una gran madurez llegar a entender y ver así las cosas. Realmente en momentos en los que vivimos y miramos hacia todas partes queriendo encontrar soluciones en cualquier parte, en lugar de pararnos y mirarnos a nuestro interior. Si nos conocemos desde nuestro interior, podremos compartir y dar amor. ¡Animo! un beso.

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  2. Te felicito de corazón Emi, es una de las mas inspiradoras que he leído desde hace dias .
    Te deseo muchas cosas buenas ya que en estos tiempos me he visto de frente con escenas de mi vida donde quizás una mochila con esta técnica hubiera sido el remedio ..... pero me alegro mucho por ti . Te admira y respeta .
    Rafa

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  3. Muchas gracias!!!!!!!! Pues ánimo con la mochila, y yo también te deseo lo mejor.

    Un beso enorme y a mirar pa dentro, y no fijarnos tanto fuera,jejeje. Que la cosas son como las vemos,jeje

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